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"NAUFRAGIO EN EL TANQUE SHAMADI"
Era el año 1984 o 85. Yo vivía
en Gipuzkoa
después de pasar por gurus y comunas.
Tenía yo como biblia por aquel entonces
el libro de John Lilly "El centro del
ciclón" en el que cuenta sus experiencias
con LSD en la "cámara de aislamiento
sensorial",
también conocida como "Tanque
Shamadi".
El director Ken Russel, dirigió una
película
sobre este tema que se llamaba "Alterate
States"
("Estados alterados") traducido en España
como
"Viaje alucinante al fondo de la mente".
El aparato es un tanque aislado térmica
y
acústicamente del exterior, lleno de
agua
con una solución de sales que la hacen
muy pesada, de modo que si te metes en ella,
flotas totalmente. El agua esta a la
temperatura del cuerpo. Este se va relajando
de modo natural, hasta que te olvidas de él.
Un día veo un anuncio en el diario:
"Thalassa" centro de relajación con
tres modernas "burbujas" de aislamiento.
¡No me lo podía creer! Un sitio
donde
probar el tanque shamadi legendario!
Cogí el autobús y allá
que me que me fui.
Me presenté como masajista que había
leído
sobre esos tanques. El que llevaba el
centro era un tío joven, con pelas,
que
había conocido el tema en USA. El procedía
del mundillo de los gimnasios, y presentaba
la cosa como "antiestres" para ejecutivos.
Nada que ver con el mundo del acido.
Concerté una cita con él, con
un acuerdo:
Yo le hacía un masaje de reflejoterapia
en los pies, y él me dejaba probar
la
burbuja de aislamiento. El plan era
perfecto: Yo le daría el masaje primero,
y luego me metería a flotar con un
tripi
dentro del cuerpo, je je.
Así que el día que habíamos
quedado cogí
un secante, pille el autobús y me fui
para el centro. Calculaba que el tripi
tardaría como una hora en subir, justo
lo
que tardaba el masaje. Al llegar al portal
me metí el acido... Pobre incauto!
Subo, y el tio me dice que en ese momento
esta ocupado, no puede tomar el masaje,
así que me propone que me meta primero
a la burbuja, y después ya le daría
el
masaje. VAYA CHASCO! Quedé hecho polvo!
Me metí en el puto tanque. Era supermoderno
como un huevo blanco tumbado. Se abría
una tapa, te ponían la cinta de música
que yo
mismo había llevado para la ocasión,
te tumbabas y flotabas cómodamente
como
en el liquido amiótico. Era un confortable
útero con una banda de lucecitas tenues
que contorneaban el huevo iluminandolo
por dentro. !Como hubiera disfrutado
sin el marrón de tener que darle el
masaje después, en pleno subidón!
¿Como cojones me iba a relajar?
!Que importante es, cuando tomas enteógenos
no tener ninguna obligación pendiente!
!Que importante es no tomarlo con personas
a las que NO has informado de tus intenciones!
!Que majara debía estar yo para largarme
a tripear en un entorno extraño y con
personas ajenas!
Por fortuna, el secante ya estaba pasadillo,
eso me salvó, pero el masaje fue una
tortura
para mi, todo el tiempo pensando que la
cosa se iba a poner mas y mas rara y esperando
un subidón que no llegó...
De todas formas, imaginaos que sale bien,
el tripi sube y yo aparco el cuerpo como
el Lilly... el tío ve que no salgo
y
llama al séptimo de caballería...
Por cierto que el día que concerté
la
cita, mientras hablábamos se oyeron
unos
gritos de mujer, muerta de pavor, al
parecer le había dado un ataque de
claustrofobia
para el que el dueño no estaba preparado.
Mas tarde me enteré que tuvo que cerrar.
A pesar de mi naufragio, el tanque
shamadi es una buena herramienta para
siconautas. Espero que en el futuro
todos podamos disfrutar de ambos.
Adiós amigos,
los coleccionables de radio cibermistica
se despiden.
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