Mi generación nació en una cultura que
sigue dominando
el mundo y ha sometido a las demás culturas
"no civilizadas".
Yo la llamaría la cultura del "cafe, copa,
y puro". la cafeína,
el alcohol y la nicotina eran y siguen siendo,
sustancias legales en casi todo el mundo, y están,
a pesar
de la adicción que pueden provocar, firmemente
arraigadas
en las costumbres sociales, aun siendo responsables
de muchos
de los fallecimientos que se producen entre la población.
Parte del sueldo de los políticos y responsables
de la
"lucha antidroga", proviene de los impuestos y del
comercio
de estas drogas legales, por lo que su lucha es pura
hipocresía, cuando no ignorancia. Y pongo como
ejemplo
mas claro al periodista (autocensurado), el cual ha
recibido
de la reina Doña Sofía sendos premios
por su lucha contra
las drogas, mientras que en su propio programa de
radio se
sigue anunciando una conocida marca de tabaco rubio,
y
también se anuncia whisky en su misma emisora...
Este tipo de hipocresía es una de las causas
de que los
jóvenes ignoren los "consejos" oficiales y
se adentren sin
información alguna, en el consumo de ciertas
sustancias
como el éxtasis, que debido a su legalización
dictada por
el "Tío Sam", alcanza grandes cotas de adulteración
en el
mercado negro. Además se mezcla con alcohol,
cosa peligrosa
y contraindicada, pero que ninguna institución
oficial
se ha ocupado de informar a los potenciales consumidores.
Estos jóvenes pueden tener acceso a otro tipo
de sustancias
aún más complejas y desconocidas: los
siquedélicos,
los cuales aunque no crean adicción física,
han sido
incluidos, también al dictado de Estados Unidos,
un la
lista de drogas ilegales y perseguidas, junto a sustancias
involutivas y anestésicas como la mortífera
heroína o la
euforizante cocaína que siempre pide más.
Los siquedélicos
no tienen nada que ver con esta basura...
Los siquedélicos en su estado puro han sido
utilizados
siempre por muchos pueblos y culturas como sacramentos;
para expandir sus consciencias y ponerse en contacto
con
"lo divino". La principal utilidad del LSD, la Mescalina,
el Peyote, la Ayahuasca y otras plantas sagradas en
la
evolución humana es su facilidad para inducir
la
experiencia mística o trascendente; la consciencia
del Ser
Universal. Los individuos que acceden a este tipo
de
experiencia, cambian sus esquemas del mundo y de la
vida,
y toman consciencia de la hoy realidad científica
de que
la materia es un entramado de la misma "consciencia-energía",
vibrando a distintas frecuencias y formas, flotando
en el océano cuántico; el Vacío
Zen.
La resaca de esta experiencia
es una consciencia ecológica de amor
y respeto
por todas formas de vida y de armonía con los
demás.
Un tipo de consciencia que la humanidad necesita
para
sobrevivir como especie y que ya poseían los
ancianos y
chamánes de los indios de América.
El uso de psicodélicos en nuestra sociedad debería
ser
inmediatamente legalizado para universidades, siquiatras,
sicólogos, chamánes e investigadores
de forma controlada,
su uso fuera de estos ámbitos, (por ejemplo
para "irse de
marcha"), es peligroso y puede conducir a la sicosis
y la
paranoia.
Los colectivos como seropositivos y enfermos de SIDA
o
terminales deberían tener acceso al LSD, el
cual, con un
guía adecuado, prepára para la experiencia
de abandono del
cuerpo, gracias a la muerte iniciática. Estos
colectivos
deberían también usar la marihuana,
como sucede
recientemente en el estado californiano.
La lucha contra la mortífera heroína
seria más efectiva
si se separara el trigo de la paja, y no se incluyera
en
el saco de drogas peligrosas a sustancias tan inofensivas
como el cannabis, del que no he oído de caso
de muerte o
intoxicación en toda mi vida.
Es innegable el aumento de la ingestión de drogas
por
parte de los jóvenes, y hasta que se produzca
la
normalización del uso de siquedélicos
antes mencionada,
la administración debería discriminar
entre las distintas
substancias a la hora de legislar y de informar a
la población
ya que, se da el caso de que sustancias legales como
la
nicotina son más adictivas que, por ejemplo,
la inofensiva
hierba, que continua siendo injustamente ilegal.
Cada droga crea su propia idiosincrasia social y su
propia cultura. Nuestra civilización; la cultura
del "café,
copa y puro", por su agresividad, visión materialista
y
egoísta propia de esas sustancias, ha dominado
al mundo
y ha sometido e ignorado a las demás culturas
no agresivas
del planeta, cuyas drogas y plantas sagradas les daban
una
concepción cósmica y sagrada de la vida.
Pero nuestra cultura dominante esta demostrando su
completo
fracaso; somos una sociedad enferma, llena
de problemas,
que esta destruyendo su propio hábitat, como
un cáncer que
le hubiera salido al planeta...
Por eso no esta tan mal que los jóvenes vayan
olvidando
las drogas legales de esta cultura podrida, y prefieran
adentrarse cada vez mas en sustancias vinculadas a
la
evolución del ser humano en amor y en conciencia,
abandonando
las sustancias involutivas que han usado sus
mayores
y que solo les ha llevado a repetir los esquemas heredados
que han construido un mundo formado por mafias nacionales
que expolian su trozo de planeta y a las personas
que en
ellos nacen, reclutándoles a la fuerza para
atacar o defenderse
de las otras mafias-naciones, que han
convertido
el mundo en un campo de concentración.
La farsa de la lucha antidroga debe terminar.
no puede
ser que los mismos camellos que sacan dinero del alcohol
el tabaco y el café, sean los encargados de
perseguir
otras sustancias a las que tenemos derecho como ciudadanos
del mundo que queremos explorar nuestras verdaderas
posibilidades como seres humanos.
Arup 17/07/97
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