Después de muchos años de estudios y de recabar experiencias de todo el mundo, el eminente científico Albert Hofmann, descubridor de la LSD, (uno de los enteógenos mas potente del mundo), abogó en su conferencia de Barcelona en 1997, por la futura creación de centros especializados para la iniciación que los siquedélicos inducen en individuos convenientemente preparados, al estilo del templo de Eleusis de la antigua Grecia. En este templo se iniciaba a las personas que lo solicitaban y después de un conveniente entrenamiento, en "los misterios de la vida y la muerte", saliendo de la experiencia transformados, transfigurados y renacídos, adquiriendo una consciencia cósmica de la realidad humana. En la iniciación final se administraba una bebida sagrada: el Kikeón, que, según todas las evidencias, se trataba de una bebida enteogénica que contenía el hongo del cornezuelo de centeno, del que se extrae la LSD. Otros autores hablan de la Amanita Muscaria.
Consideramos un derecho inalienable de todo ser humano la introspección y el libre uso de los neurotransmisores que la favorecen.
Todos los autores consultados consideran que el entorno en el que se produce la experiencia, es de suma importancia para el resultado de la misma. También son muy importantes la dosis y calidad de la sustancia, así como el estado mental y emocional del experimentador; Los "buenos" van al cielo, y los "malos", pues al infierno! Así de simple.
La compañía, o la simple presencia serena de guía y terapeutas expertos, conocedores de primera mano de los espacios a los que las sustancias te hacen acceder, es fundamental.
Un entorno privado, cómodo y seguro, rodeado de jardines y frutales, o parques naturales, donde no puedan producirse interferencias de personas ajenas a la experiencia es también fundamental. Un "mal viaje" por estos motivos puede resultar síquicamente destructivo y traumático. Un ambiente armonioso, no clínico, con música adecuada y personas amorosas y comprensivas dispuestas a ayudar, si lo consideran necesario, garantiza una experiencia positiva y enriquecedora.
La función de los expertos y terapeutas es mas importante si cabe los dos días posteriores, en los que el iniciado puede necesitar ayuda para reprogramar su vida cotidiana. Integrando su experiencia trascendente de la forma mas creativa posible.
Los futuros institutos Eleusis se
enclavarían en lugares estratégicos de todo el planeta. Constarían
de instalaciones e infraestructura adecuada y se construirían en
zonas naturales de gran belleza y diversidad, donde el milagro de la Creación
se hace evidente, y bien protegidas de cazadores, aserradores y demás
depredadores humanoídes.
El templo de iniciación podría estar constituido de un recinto circular vacío y abierto al cielo, rodeado de una circunferencia que contendría tantos templos como tradiciones esotéricas vivas hay sobre la tierra, al menos las seis o doce más importantes.
El templo puede ser circular, hexagonal, etc. Depende del número de subtemplos que se construyan alrededor. El templo interior vacío tiene puertas que comunican con cada subtemplo, y cada subtemplo tiene una puerta al exterior.
Los aspirantes pasarían unos 15 días instruyendose con todo tipo de información acerca de la experiencia enteogénica, combinándolo con una dieta de depuración de posibles toxinas y terapias de catarsis según los casos. Posteriormente llegaría el ayuno, el silencio y la meditación durante días, en el subtemplo en el que el aspirante se sienta más afín. Una persona cerebral puede elegir el templo budista, una emocional quizá elija el sufismo o el cristianismo esotérico...
La elección del templo será de cada uno. Incluso los ateos deberían tener su propio "templo", porque, después de la iniciación, les dará igual salir por cualquier otra puerta, pues habrán vivido en ellos la verdad esencial de todas ellas; todas conducen al centro, al vacío sin formas, pero pleno; al corazón del Ser Intemporal. Esta es la experiencia iniciática última.
Tras unos siete días de meditación en el templo elegido, el aspirante consumiría la bebida sagrada, comulgaría de la mano de un iniciado, una iniciada o una pareja de ellos, según la tradición elegida. Los iniciados guías conducirían al templo vacío central a los nuevos iniciados en el momento oportuno coincidiendo con su clímax místico. A los siete días habría que repetir la toma en medio de la naturaleza, siempre en el entorno protegido para realizar la curativa comunión con la Madre Tierra Viva, que nos ha prestado nuestro cuerpo físico. Después, unos días de adaptación a la vida social de la consciencia ordinaria, aprovechando para que cada uno programe a su voluntad, o de acuerdo con su nueva visión, su vida diaria en la Tierra.
En la antigua Grecia, los dirigentes políticos pasaban por la iniciación de Eleusis. Si, algún día, nuestros líderes políticos pasaran por los nuevos Institutos Eleusis, significaría que la especie humana se ha salvado, y que empieza una Nueva Era...
ENTEOGENOS |
|