Uno de los efectos característicos de los siquedélicos,
ciertas técnicas de meditación, y de
experiencias vitales
fuertes en el siquismo humano, es la descomposición
del yo,
la desintegración de la personalidad en múltiples
voces o
"yoes", que actúan independientemente, sin
un centro. Este
estado mental ha sido descrito como esquizofrenia,
y según
el pionero de la antisiquiatria, el desaparecido doctor
Ronald Laing, se trata de un estadio transitorio entre
el
yo inferior o personalidad y el yo superior o ser
interno.
Mas una crisis de desintoxicación que una enfermedad.
El
doctor Laing solía curar a los esquizofrénicos
dejándoles
a su aire, en un entorno controlado y seguro,
proporcionándoles afecto, amor y comprensión;
guiándoles hacia el yo
superior a través de "teatro de los yoes" del
que hablaba
Herman Hesse, de las múltiples voces interiores,
entre las
cuales suelen estar las de nuestros padres y otras
personas
que han programado en nosotros los condicionamientos
sociales que han construido el Pepe o Juan de
todos los dias;
el yo que creemos ser; el gusano que debe convertirse
en
mariposa.
El doctor Ronald Laing relata casos de pacientes
que "se
curaban" en dos semanas, y salían de allí
renacídos,
conociendo su ser real y transcendiendo su yo cotidiano.
Laing
entendía que había que ayudar a crecer
al individuo, pero
la siquiatría oficial, considera la esquizofrenia
como enfermedad,
no como crisis de autorealización, y en consecuencia
tratan de hacer regresar al paciente a su estado anterior,
a su yo superficial. Detienen el caos del viejo orden
antes
de que el nuevo se establezca, a base de medicación
y
narcóticos para adormecer la consciencia que
empezaba a dase
cuenta de toda la farsa que somos...
Si sicólogos y siquiatras fueran entrenados
con LSD en
las universidades, podrían experimentar por
si mismos que la
esquizofrenia es un estado en el que se entra y se
sale.
y que puede salir hacia arriba o hacia abajo. O sea,
hacia
el yo superior, que es el ser, y que integra todos
los "yoes"
y personalidades posibles. O hacia el pequeño
yo identificado
con el cuerpo, la familia, la nación, el idioma,
esto y
lo otro; el yo ilusorio del que hablan las tradiciones
esotéricas, al cual, invariablemente, los siquedélicos
hacen
saltar en pedazos.
Una persona que se ha dado cuenta de la mentira de
su yo
cotidiano, (a través de drogas o de otras circunstancias)
y
aun no conoce su yo superior o existencial, es una
presa
fácil para las sectas y para todo aquel que
quiera hacer de
él un esclavo.
Lo que la mayoría de las sectas hacen, (yo tuve
la suerte
de conocer excepciones), es quitar tus condicionamientos,
creencias y personalidad con el pretexto de llevarte
a
conocer el centro de tu ser o yo real, que generalmente
esta
representado por el guru. desgraciadamente, la mayoría
no se
limitan a descondicionarte de tu programación
social anterior
sino que una vez "lavado" te introducen su "disquete"
y te
programan con su sistema de creencias.
Muchas de ellas manejan poderosas técnicas de
respiración
y meditación que producen estados alterados
de consciencia,
que muchas veces se deben a la fe y pureza de corazón
de los
discípulos, y no a la supuesta "gracia" de
los gurus.
Muchas de las personas que entran en las sectas es
porque
han tomado sicodélicos o han perdido el sistema
de
valores social, que ya no les es operativo. Están
vacíos y sin
centro, y necesitan un nuevo sistema con el que moverse
en
este mundo. La secta se lo proporciona, pero un nuevo
sistema significa una nueva esclavitud. De cualquier
forma, ya
no sirven los viejos sistemas; no hay marcha atrás
y la única
alternativa a quedarte como un "zombie" es avanzar
hacia
el yo superior.
Esta es la razón fundamental del estrepitoso
fracaso de
los desprogramadores y de la siquiatría oficial:
tratan de
hacer regresar a gusano a la mariposa que aun no había
des-
plegado sus alas. No les pueden ayudar porque no han
conocido
en si mismos el yo superior, y en los libros no se
aprende...
Así que la desprogramación de las sectas
y la ayuda a los
afectados por psicodélicos solo la pueden realizar
las personas
que han logrado en si mismas esa salida de la esquizofrenia
"hacia arriba"; hacia la libertad; no hacia los viejos
códigos en los que se mueve nuestra sociedad
enferma.
Cualquier tipo de programación que se nos imponga
por
nuestros semejantes es su interpretación de
la realidad, no
la nuestra, nos hace ver por los ojos de otros. El
reto es
llegar al final; al yo desnudo y sin etiquetas que
todos
somos y llevamos dentro; pura consciencia y percepción,
coocreador de cada momento de la vida sin las cadenas
del
viejo yo aprendido. Esa es la única libertad
posible. Nadie
nos puede dar el ser que somos y siempre hemos sido
en lo
interno, el ser que esta conectado a la energía
que hace
latir el corazón, y mueve y hace brillar a
las estrellas.
Recuerdo una historia que citaba algún maestro
sufí...
"En un antiguo pueblo vivía un monje. Ese día
el enemigo
había envenenado el agua del pozo para enloquecer
a la
población. Pero era el día de penitencia
del monje, así
que ni comió ni bebió agua. Y fue el
único en el pueblo
que no se volvió loco, pero la población,
en su locura,
creyó que el que estaba loco era el monje.
Este intentó
explicarles lo que había pasado, pero tomándolo
por loco
decidieron matarle. Cuando lo iban a colgar el monje
pidió
que le dieran de beber agua del pozo como último
deseo.
Bebió y enloqueció como los demás,
que creyeron que estaba
curado y le soltaron... Por supuesto el enemigo conquistó
el pueblo fácilmente...
La situación del monje se parece a la de muchos
buscadores,
su autoinvestigación les lleva, a la luz de
su propia
experiencia vital, a desenmascarar y poner "patas
arriba"
muchas de las mentiras sociales, que son falsos valores
y
conceptos artificiales, sobre los que funciona la
mayoría
de la población. Eso les convierte muchas veces
en locos
ante los ojos de los demás.
Pero un explorador del universo interior debe estar
dispuesto a dejar ir los viejos patrones y actitudes,
de otro
modo lo real no puede entrar, y el resultado es la
sicosis
y la paranoia; el "cuelgue".
La meta es ser libre de crear tu propia vida y tu propia
interpretación de la realidad, tu propio sistema
operativo.
de lo contrario vivimos vidas programadas por los
demás y
su restringido sistema de creencias, que nos convierte
en
seres manipulables y limitados, que pasan por este
mundo
como en un denso sueño inconsciente, adorando
falsos dioses
como "La Patria", Maastrik, El Trabajo, El Progreso,
la religión, la política, esto y lo
otro...
Desde niños estamos bebiendo ese agua envenenada
que nos
convierte en "locos normales", un borrego mas en la
manada.
Pero si quieres realizar tu verdadera naturaleza,
tendrás
ver caer una a una, (o de golpe), todas las mentiras
sobre
las que has construido tu viejo yo. Tendrás
que "lavarte"
el cerebro, pero no para llenártelo de nuevo
con un programa
ajeno o limitado, ya sea de una secta o de cualquier
institución, previamente constituida. Hay que
ser valiente para
afrontar la experiencia del vacío; abandonar
todo sistema
de creencias pues son el limite, el programa que determina
tu vida. Y hay que ser valiente porque te puedes sentir
mas
solo que la una, como el monje de la historia y será
difícil
resistir la tentación de beber el agua envenenada,
y volver
así al cómodo redil de cualquier rebaño,
ya sea religioso,
político, étnico, deportivo...
Pero nuestro ser real es libre y no necesita de creencia
externa
o sistema operativo alguno para existir, como descubren
los
practicantes de la meditación zen.
Ese ser se encuentra mas allá, mas adentro;
mas profundo
que la selva de mentiras sobre la que hemos construido
nuestra seudo-vida.
Los siquedélicos nos enfrentan a esta clase
de hechos.
Por eso no son un juego, o son el juego supremo. Por
eso es
tiempo de reivindicar nuestro derecho a su uso. Aunque
eso
si, teniendo en cuenta la envergadura de la experiencia
a
la que podemos enfrentarnos; disponiendo de personas
preparadas para ayudar y en entornos protegidos y
legalizados,
donde no se produzcan interferencias inesperadas.
Los siquedélicos pueden aportar mucho
a la evolución de la
especie humana, ellos pueden activar el proceso de
despertar
global de la conciencia transcendente en el planeta,
y el
planeta necesita ese cambio de conciencia, esa nueva
sintonía
en los habitantes de todo el mundo. De nada
nos servirá
evolucionar tecnológicamente si no evoluciona
nuestra
consciencia.
Así que es hora de que el poder que controla
las naciones
permita a sus ciudadanos; siquiatras, sicólogos,
chamánes y
especialistas, trabajar con esas plantas sagradas
que la
misma tierra ha creado para este fin, de la misma
forma que
creó las frutas para alimentar nuestros cuerpos.
Así podremos
dar ese necesario salto del mono al nuevo hombre,
capaz de
sintonizar con frecuencias más elevadas vinculadas
a la
creatividad, el amor y la armonía universal...
Arup Ibiza 16-08-97
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